El “soporte estático”, en tanto que concepto, ha acompañado a la expresión plástica a través de los siglos. Fue la solución imaginada por el hombre para congelar el tiempo, lo efímero del instante. Así, la pintura sobre el plano es símbolo de lo permanente y lo eterno.

Las “Inducciones Cromáticas” y los “Colores Aditivos”, proponen otra solución para integrar la noción de tiempo y espacio reales sobre el “plano estático”. En ellas se produce un acontecimiento cromático que evoluciona continuamente al paso del espectador y con el cambio de la luz, en contradicción con la naturaleza y los fines del espacio pictórico tradicional. Es “la pintura plana” que evoluciona y se modifica en una dialéctica de espacio y tiempo entre el espectador y la obra.

La exposición coincidió con la retrospectiva del artista en the Museum of Fine Arts, Houston

Carlos Cruz-Diez (Caracas, 1923- París, 2019). Estudió en la Escuela de Bellas Artes de Caracas entre 1940 y 1945, ejerciendo posteriormente como profesor de Historia de Artes Aplicadas.

Su reflexión plástica gira en torno al estudio del color, entendido como realidad autónoma no dependiente de la forma y el soporte para poder existir y ser experimentado. Sus obras se conciben como piezas móviles, que cambian y se transforman según el punto de vista, el recorrido y la posición del espectador.

A través del uso de diferentes materiales que se modifican según la luz y el punto de vista, Cruz-Diez crea piezas móviles que no logran pararse jamás. La experiencia de sus obras excede los límites de la mera observación ya que el artista nos introduce en ellas, convirtiéndonos en parte activa del acontecimiento artístico. Muchas de sus piezas buscan envolver – de forma literal – al espectador para hacerle experimentar de forma directa la potencia del color. Así, además de obras que se mueven entre la pintura y la escultura, Cruz-Diez ha desarrollado diferentes instalaciones que introducen al visitante en una lluvia cromática.