El espacio de Blanca de Navarra 9, con su altura de 6 m. permite presentar tres obras negras monumentales en las que Herminio incide en su línea de investigación. Estos tres elementos invitan al espectador a reparar en la magnificencia de los volúmenes en el espacio, así como en las categorías de inestabilidad e incertidumbre generadas, sorprendentemente, por elementos sólidos y definidos.
En Blanca de Navarra 7 tendrán especial importancia una selección de obras en las que aparece de manera recurrente el espejo. Este elemento permite abrir el campo del espectador y generar un diálogo no solo con el espacio real en el que obra y espectador se encuentran inmersos sino también con un espacio virtual.
Así mismo, la muestra también incluye obras en las que Herminio sirviéndose de formas geométricas básicas como soporte presenta finos elementos elevados que flotan enigmáticamente mediante campos magnéticos.
Herminio trabaja con formas elementales y colores básicos que enlazan con el suprematismo. Dicho suprematismo también es patente en el uso frecuente que hace de la diagonal que sugiere inestabilidad. Sin embargo, añade el contrapeso del campo magnético que sitúa las obras frente al espectador como un objeto inverosímil. La experiencia del espectador ante la monumentalidad de las tres obras presentadas en Blanca de Navarra 9 es ejemplo de ese suprematismo, de la experiencia pura frente a la obra de arte.
Es probable que todo ello nos remita y recuerde a la escultura de Donald Judd quien precisamente afirmaba que “la calidad de una obra de arte es producida por aquellos elementos que son más visuales; color, superficie, proporción y estructura. Cuanto más claros y dominantes sean, más clara y dominante será la calidad de la obra”.
– Donald Judd, Abstract Expressionism, 1983.
