Galería Cayón presentó, en diciembre de 2013, una exposición que reunió por vez primera a dos de los artistas americanos más importantes de la segunda mitad del siglo pasado.

Alejandro Otero (El Manteco, Venezuela 1921-Caracas, Venezuela 1990) fue el primer artista venezolano de la generación nacida a primeros del novecientos que conoció de primera mano lo que estaba sucediendo en el ambiente creativo del París de la inmediata posguerra. Otero se estableció en la capital francesa en 1945 y el año siguiente comienza a pintar su célebre serie de las Cafeteras, considerados como los primeros cuadros abstractos (o, mejor dicho, en camino de la abstracción) pintados por un artista venezolano.

En 1950 conoce, en un viaje a los Países Bajos, en profundidad la obra de Piet Mondrian y realiza los collages Ortogonales, en los que una trama de gruesas tiras de color verticales y horizontales se superponen y entrelazan las unas con las otras creando una situación espacial que tiene que ver de especial manera con el último Mondrian establecido en el Nueva York de unos años antes. Poco tiempo después, en 1955, aparecen los Coloritmos, extremas simplificaciones de los postulados ortogonales, en los que toda estructura a suerte de andamiaje de la obra (característica de los Ortogonales) ha desaparecido para dejar que el color, dispuesto tras un profundo análisis espacial a través de pequeños bocetos y modelos, flote en el espacio o recorra de lado a lado el soporte, llegando casi siempre a tocar los extremos de la madera. Coloritmo I (1955) fue adquirido por el MoMA de Nueva York en 1956, año en el que Otero representó a su país en la Bienal de Venecia. La serie, abandonada en 1960, se retomó con el nombre de Tablones a partir de 1973, y siempre con la técnica del duco que confiere a coloritmos y tablones un aire de ejecución industrial sin presencia de la mano del artista insistiendo en la importancia del color en sí mismo, fuera de todo contexto referencial.

Donald Judd (Excelsior Springs, Missouri, EEUU 1928-Nueva York, EEUU 1994) es uno de los artistas llamados minimal más importantes. La exposición se concentra en uno de los conjuntos de obras del artista menos conocidos; los trabajos multicolores (multicolored works), realizados entre 1984 y 1992.

Utilizando entre cuatro y ocho colores diferentes por pieza, estas obras le permitieron una investigación no sólo sobre el efecto del color industrial sino, y quizá de manera más importante, su aplicación en un objeto tridimensional y su relación con los diferentes elementos que componen la obra. Hasta 1984, Judd no había utilizado más de dos colores juntos en una escultura.

La intención de Donald Judd no era; “[realizar] combinaciones armoniosas, una concepción antigua fácil de obviar, ni de provocar reacciones no armoniosas, las cuales son todavía más difíciles de dejar de lado. Lo que quería, era que todos los colores estuvieran presentes a la vez”.

La exposición Donald Judd multicolored + Alejandro Otero tablones coincidió con la muestra Donald Judd: The Multicolored Works, que se celebró en la Pulitzer Foundation for the Arts, San Luis, Misuri, EEUU (www.pulitzerarts.org), y que fue comisariada por Marianne Stockebrand, quien fuera directora de Chinati Foundation en Marfa, Tejas, entre 1994 y 2010.