Esta exposición, que ofrece el ejemplo idóneo de una cuidada retrospectiva, se encuentra estructurada en torno a la concepción que el artista defendía de la experiencia estética en términos de temporalidad, intensidad y participación del espectador, pretendiendo ser una oportunidad para reexaminar la trayectoria de una figura visionaria, que transformó el arte de la segunda mitad del siglo XX.

Se podrá ver, de este modo, la evolución desde sus primeras obras parisinas que corresponden a su preocupación por crear superficies de dinamismo visual en base al color, la forma geométrica y la ambigüedad forma-fondo, como en Maquette de Mur optique (1951).

A pesar de esto, Soto intenta ir más allá de la representación bidimensional con el fin de introducir el movimiento. Siguiendo este procedimiento, Soto realiza sus primeras obras llamadas Vibration, obras constituidas de marañas de hilos de metal sobre una superficie estriada (la trama), creando así el efecto “moiré” -tratando el espacio como una simplificación de lo tangible, como una materia plástica-. Claro ejemplo de ello es Structure Blanche (1960), una de las obras, sin duda, más especiales de la muestra.