Eduardo Chillida nació en 1924 en San Sebastián. Con diecinueve años comenzó sus estudios de arquitectura en Madrid que, sin embargo, posteriormente abandonaría para dedicarse a la escultura y al dibujo, asistiendo a clases en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.

Su actividad artística se inicia en 1948, coincidiendo con su traslado a la ciudad de París donde tuvo la oportunidad de conocer, entre otros artistas fundamentales, a Pablo Palazuelo. Posteriormente regresaría a San Sebastián donde, con el paso de los años, entraría a trabajar en la fragua Hernani. Esta experiencia fue fundamental, pues le brindó la oportunidad de descubrir el uso del hierro y las capacidades plásticas de este material.

En 1981 fue galardonado con la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes en Madrid y en 1987 le fue otorgado el Premio Príncipe de Asturias de las Artes.

Sus primeras obras se mueven dentro de la figuración, pero pronto comienzaría a investigar con la abstracción, convirtiendo el vacío en elemento esencial de su obra con el fin de explorar los límites del espacio. En sus obras predomina el uso de la curva cóncava, hecho que pone de manifiesto su interés por introducir el espacio en la escultura, un espacio que se desoculta y que adquiere identidad propia a través de la tensión interior creada por la materia.

En el año 2000, el artista constituyó el museo Chillida-Leku en el caserío de Zabalaga. El Museo está ubicado en una construcción tradicional vasca en la que se produce un excepcional diálogo entre las obras y el entorno.