Madrid
Cayón tiene el placer de presentar en uno de sus espacios madrileños la primera exposición en España de los norteamericanos Anoka Faruqee y David Driscoll, dos artistas que colaboran desde 2012.
El trabajo actual en coautoría desarrolla aspectos de sus respectivos trabajos individuales anteriores, como el compromiso de Faruqee con la geometría modular y la investigación de Driscoll sobre la materialidad. En el trabajo mancomunado -y en el desarrollado anteriormente por ambos-, podemos hablar de influencias de lo más variadas; desde artistas modernos como Josef Albers, Agnes Martin y Bridget Riley hasta la arquitectura islámica de la Alhambra de Granada y la pintura paisajista romántica norteamericana.
Usando sistemas de compensación y lógica binaria, los pigmentos y las formas geométricas en forma de anillos concéntricos, sus pinturas se recrean en experiencias ilusorias en forma de muaré que se autogenera con la superposición de las tramas.
El flujo sobrante de color alrededor de los bordes, en forma de materia, y diversas rupturas o fallas en la imagen resultante, son subproductos de un proceso -realizado con instrumental especial- en el que se combinan los diferentes sentidos y que no distorsionan, en su imperfección, el resultado final, más bien lo mejoran y acentúan. Estas fallas se leen simultáneamente como accidente material, corrupción electromagnética y huellas del gesto.
“Las obras no son imágenes de interferencias, son interferencias en sí mismas.”
Anoka Faruqee
Las pinturas más recientes introducen, en palabras de los artistas, un «muaré secundario», un movimiento vibratorio, en forma de viso, que, encerrado dentro de sus pinturas, hace que cada línea circular concéntrica se vuelva sinuosa.
El resultado es otra interrupción de la experiencia que revela misteriosamente que lo que percibimos como pura luz y forma son datos agregados en los que el color y el dibujo se confunden de una manera que diluye el secular enfrentamiento renacentista entre el colore y el disegno.
Inspiradas en el modularidad de las imágenes digitales, estas pinturas sólo pueden entenderse plenamente en persona a distintas distancias y ángulos de visión, pues su visión a través del medio impreso o digital genera, a su vez, nuevos efectos de moiré que no se producen en las propias pinturas.
Faruqee y Driscoll conectan, de este modo, la modularidad y el movimiento con el asombro y la ansiedad que provoca gran parte de la vida contemporánea: el atisbo de animación y sensibilidad dentro de la tecnología.