Cayón Madrid se complace en anunciar la primera exposición individual dedicada a la obra del artista estadounidense Mel Bochner (Pittsburgh, Estados Unidos,1940).
En una época en la que los recursos compositivos tradicionales comenzaban a ser cuestionados, Bochner -junto a Eva Hesse, Donald Judd o Robert Smithson-, se convirtió en uno de los primeros artistas que llevaron un paso más allá la forma de comprender las artes plásticas, avanzando hacia una observación intrínseca de la realidad a través del lenguaje, el espacio físico y el color como una forma de representación ilógica. La fusión de estos tres elementos pasa a dar forma ahora a nuestra comprensión del mundo.
Bochner, a diferencia de los otros artistas anteriormente citados, ha investigado las convenciones de la pintura y el lenguaje, llegando a concluir que este no es transparente: es opaco o translúcido. Lo que ocurre cuando Bochner repite un mensaje a través del tiempo, es que empuja a la anterior frase desde una transparencia relativa (para aclarar más el mensaje) hacia una opacidad relativa (para lo contrario).
Toda la repetición de las palabras impide su claridad, así sucede en la obra de Bochner: las palabras siempre son legibles, pero no siempre claras ya que estampa palabras y frases en varios ángulos superpuestos. Después de todo, ¿qué haces cuando envías un mensaje a alguien y crees que no lo recibe? Lo repites, y si aún no lo entiende, lo repites nuevamente. De esta forma pasa a crear lo que se conoce, en lenguaje bochneriano, como aparentes sinónimos -que al final de forma lógica resultan no serlo-.
Su introducción pionera del uso del lenguaje en lo visual llevó al historiador del arte de la Universidad de Harvard Benjamin Buchloh a describir su Working Drawings de 1966 como «probablemente la primera exposición verdaderamente conceptual».
Esta muestra recoge de una forma única su necesidad de utilizar gran variedad de enfoques como medio para su expresión y creatividad, invitando a los espectadores a profundizar en su viaje artístico. De esta forma, sin ser plenamente conscientes, el lenguaje pasa de hablar de arte a convertirse en parte del arte mismo.